sábado, 15 de octubre de 2011

Tiempo de Miller… tiempo de un killer

Seguramente alguna vez en algún acontecimiento deportivo cuando todo parece resuelto habéis abandonado el lugar unos segundos (o minutos) antes del final para evitar aglomeraciones a la salida o evitar el tráfico si has ido al estadio en coche. Puede parecer algo de lo más normal pero hay en un pabellón, nada más y nada menos que el mítico Madison Square Garden, en el que la gente ha aprendido a quedarse en sus asientos. Nunca sabes lo que te va a deparar el destino y por tanto lo más aconsejable es mantenerte expectante hasta el bocinazo/pitido final. Nuestra historia nos lleva a la ciudad que nunca duerme, Nueva York, en la disputa de un partido de baloncesto en el año 1995.

En aquel 1995, cuando el entrenador de Indiana Pacers Larry Brown, solicitó "time-out", restaban 18.7 segundos para que se pusiese fin al primer encuentro de las semifinales de la conferencia Este que enfrentaban a los Pacers y a los Knicks en el Madison Square Garden. Muchos de los aficionados abandonaron el recinto dando por confirmada la victoria, pues NY marchaba seis arriba (105-99). Pero aquella noche el destino contaba con un arma muy poderosa sobre el parqué. Nadie por aquel entonces contó con Reggie Miller y su instinto asesino para decidir partidos en los instantes decisivos.


Reggie "The Killer" Miller, el mejor jugador de la historia de los Indiana Pacers, uno de los mejores tiradores de la historia de la NBA (el segundo que más triples ha anotado, récord que mantuvo hasta que hace unos meses fue superado por "Sugar" Ray Allen). Era conocido por su capacidad para anotar canastas que ganan partidos en momentos cruciales, sobre todo cerca del final, siendo uno de esos jugadores que se crecen en los momentos de máxima tensión y responden cuando su equipo más lo necesita. Ningún rival podía descuidarse si Reggie Miller tenía el balón para jugarse la victoria. También era conocido por ser el mayor "trash talker" de la NBA. No paraba de hablar a sus contrincantes durante los partidos para desestabilizarlos psicológicamente. Se convirtió en el tipo más odiado en el Madison Square Garden (las eliminatorias entre los Pacers y los Knicks fueron todo un clásico de los 90 llegando a enfrentarse la asombrosa cifra de seis veces entre los años 1992 y 2000) y sus piques con Knicks como John Starks, Patrick Ewing y, sobre todo, con el cineasta Spike Lee (siempre sentado a pie de pista) son ya historia de la NBA.


Reggie Miller y su amigo Spike Lee

Después de esta presentación podemos volver a las semifinales de conferencia de 1995. Sobre aquellos 18.7 segundos restantes para el final, el mismo Larry Brown comentaría: "nadie, ni yo mismo, confiaba en poder lograr la victoria". Reggie Miller parecía sí tener fe. Para comenzar anotó un triple importante tras volver del tiempo muerto que situó a su equipo a tan solo tres puntos. Anthony Mason se disponía entonces a sacar de fondo con su equipo completamente roto. Los nervios jugaron una mala pasada a Mason y su dubitativo pase a Grerg Anthony fue interceptado por las divinas manos de Reggie que, como si nada, la clavó nuevamente desde la línea de tres puntos y puso las tablas en el marcador en escasos 5.4 segundos ante la atenta mirada incrédula de su "amigo" Spike Lee. Increíble, pero cierto. Uno de los entonces símbolos del equipo, John Starks, fue objeto de falta personal, pero mandó los dos tiros libres al limbo para después ser Miller "The Killer" quien gozara de semejante ocasión en la canasta contraria. Indudablemente la muñeca no le tembló lo más mínimo e Indiana se llevaría el partido a casa.

¿Inspiración divina o verdadero talento?, el caso es que creyentes o no, Miller en una heroica labor, consiguió lo impensable: anotar 8 puntos en 8.9 segundos. Esta victoria sería vital en la eliminatoria que se llevaría Indiana por 4-3.

Fue la mayor hazaña de Reggie Miller, pero no sería la única. Nunca debes fiarte cuando el balón está en las manos de un auténtico asesino del aro. Aquí les dejo el vídeo de Reggie Miller y sus 8 puntos contra los Knicks. Como diría el gran Andrés Montes (del que mañana se cumplen dos años del día de su muerte): "Tiempo de Miller… tiempo de un killer".


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