sábado, 24 de marzo de 2012

Charles Barkley: El bocazas más grande del mundo


Los deportistas tienden a ser aburridos cuando tienen un micrófono delante. Las mismas respuestas, los mismos tópicos, la misma prudencia en cada respuesta. En algunas ocasiones (quizá en demasiadas) se conocen las respuestas antes de formular las preguntas. Una generación entera de atletas programados para no ser polémicos.

Pero siempre hay un lugar para la esperanza. Entre cientos de deportistas repetitivos encontramos algunos dispuestos a responder con sinceridad y descaro. Muchos reciben el nombre de bocazas, son acusados de falta de profesionalidad o de crear conflictos con sus compañeros. Pero, admitámoslo, la vida no sería lo mismo sin ellos.

Hoy le dedico estas líneas a uno muy especial. Charles Barkley, uno de los más destacados jugadores de baloncesto en la década de los 90 y comentarista para la cadena de televisión TNT en la actualidad, siempre se caracterizó por su agresividad y socarronería, a partes iguales, fuera y dentro de la pista. Hombre hecho a sí mismo desde su época en la universidad, acostumbrado a fajarse con pívots mucho más altos que él y aún así superarles por volumen e intensidad, “el gordo” Barkley se perdió los Juegos Olímpicos de 1984 precisamente por su incapacidad para comportarse delante del sargento Bobby Knight en la última preselección. No fue ni mucho menos su último escándalo. Aquí dejo una lista con frases salidas de una de las bocas más descaradas que haya conocido el deporte.

  • "Tienes que creer en ti mismo. Demonios, yo creo que soy el tío más guapo del mundo y creo que tengo razón."
  • "A la gente negra no le dejan acercarse demasiado a la mansión del gobernador de Alabama a no ser que sea el día que toca limpiar el edificio." 
  • "Lo único en lo que se parecen Christian Laettner y Larry Bird es que ambos mean de pie." Barkley compara a sus dos compañeros de selección.
  • "Juego duro, muy duro. Si tuviese la altura de Robert Parish me declararían ilegal en seis o siete Estados."
  • "Es un montón de pasta. Y lo está ganando un negro. Qué gran país es este. Imagínate si supiese jugar." Barkley, hablando del contrato de Kevin Garnett.
  • "Si, me arrepentí de no estar en un décimo piso." Charles Barkley, cuando le preguntaron si se arrepentía de haber lanzado a un aficionado por la ventana de un bar.
  • "Este es el tipo de partido que te dan ganas de llegar a casa y darle una paliza a tu mujer." Charles Barkley comenta tras una frustrante derrota. Sin duda sus declaraciones más polémicas.
  • "AC Green, si eres tan amigo de Dios, ¿por qué nunca le pediste que te diera un puto tiro en suspensión decente? " Charles Barkley sobre AC Green.
  • "Le pego a todo el mundo, en ese sentido soy muy consistente."
  • "Joder, vamos a jugar al baloncesto. No vamos a Barcelona a tener orgías con Magic sin usar protección." Ante la pregunta de si temía el contagio del Sida por jugar con Magic en Barcelona’92.
  • "Si no hubieses tenido un buen tiro no habría habido ningún motivo para que siguieses vivo." Charles Barkley sobre Steve Kerr.
  • "Los niños son geniales. Es de las mejores cosas de este negocio, la cantidad de niños que llegas a conocer. Es una pena que luego crezcan, se conviertan en adultos y vengan a los partidos a insultarte."
  • "Me gusta que los Celtics sean competitivos, porque era muy divertido ir al Boston Garden: te escupían, te tiraban cosas y hablaban de tu madre. Como si estuviese cenando en casa de Kenny Smith." (Barkley comparte cabina como comentarista con Kenny Smith).
  • "Mi familia me criticó cuando dije que Bush sólo se preocupaba de los ricos. Así que les recordé: 'eh, ¡qué soy rico!'"
  • "Soy la persona más inteligente de este estudio. Vosotros dos estáis aquí como decoración." Charles Barkley, hablando con sus compañeros comentaristas Kenny Smith y Ernie Johnson.
  • "Si crees en serio que Tony Parker es mejor que Manu Ginobili, deberías dejar de beber antes de venir aquí" Charles Barkley a Kenny Smith.
  • "Hey, Stanley, serías un gran jugador si fueses capaz de decir dos palabras: estoy lleno." Frase dedicada al ex-madridista Stanley Roberts.
  • "Olajuwon nunca pudo darte una patada en el culo porque siempre estabas demasiado cerca de él, besando el suyo." Charles Barkley a Kenny Smith.
  • Tras participar en la película Space Jam. "Mi parte no es demasiado espectacular, pero hay que tener en cuenta que el protagonista es Jordan, es su película. Creo que es una película entretenida que gustará a los niños. Espero que todo el mundo la disfrute. Bueno, a decir verdad me da igual. Ya me han pagado."
  • "Si alguna vez me lanzan flores en los campos rivales sabré que es el momento de retirarme."
  • "No me suicidaría. Soy una de mis personas favoritas."
  • "Iba a donar la cantidad de mis multas a los sin hogar: pero es que al final de la temporada iban a tener mejores casas que yo."
  • "¿Presión? La presión es para las ruedas."
  • "Yo no odio a nadie. Al menos, no más de 48 minutos, si no hay prórroga."
  • "¡Ni siquiera puedes saltar lo suficiente para tocar el aro a no ser que te pongan un Big Mac en lo alto!" Barkley a Oliver Miller.
  • Sobre su cancha cuando jugaba en los Sixers, el Spectrum, Charles Barkley dijo que "Es una mierda jugar en esta cancha. Los espectadores no animan. Parecen que están muertos y alguno debería estarlo."
  • "¿Se supone que debemos parar de comer cuando él lo haga? ¿Y qué ocurre si seguimos teniendo hambre? Joder, puede que él haya picoteado algo antes de venir a comer." Charles Barkley, sobre las normas de protocolo antes de comer con Rainiero en el Palacio Real de Montecarlo.

Y para terminar, mostraré la frase con la que Charles Barkley dio por terminada su carrera como jugador de baloncesto. En la rueda de prensa de su retirada finalizó diciendo:
  • "Justo lo que necesita América, otro negro en el paro."



miércoles, 14 de marzo de 2012

Albert Camus: "Todo lo que sé de los hombres lo aprendí en el fútbol"

"Tras muchos años en los que el mundo me ha brindado innumerables espectáculos, lo que finalmente sé con mayor certeza respecto a la moral y a las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol"

Albert Camus fue un escritor y filósofo francés nacido en Argelia. Premio Nobel de Literatura en 1957, este argelino genial fue -además de uno de los mayores escritores de lengua francesa del siglo- un notable futbolista en sus años de adolescencia, y en las canchas comprendió que la ética y la moral no sólo son materias de estudio académico.

Camus había nacido en Argel el 7 de noviembre de 1913, y creció en el barrio obrero de Belcourt, cuando la capital argelina era una más de las colonias francesas. Hijo de un padre agricultor que murió en la guerra de 1914, y de una madre analfabeta, el pequeño Camus estudió en un colegio público, donde aprendió -entre otras cosas- a jugar al fútbol. Jugando de delantero centro, llegó a ser la estrella del Racing Universitario de Argel. Ávido lector, aunque desdeñaba el latín y tenía poca pasión por el inglés, el futuro escritor esperaba ansiosamente la hora de los recreos para patear una pelota. Años más tarde, Camus recordó: "Aprendí pronto que una pelota no llega nunca del lado que uno espera. Esto me sirvió de lección sobre todo en las grandes ciudades, donde la gente no es sincera".

Siempre, casi con obsesión, el autor de "Calígula" relacionó los códigos y las reglas del fútbol -que según él conllevan lealtad y auténtica hombría- con el comportamiento que un hombre debe tener ante la vida. Cuando su amigo Charles Poncet le preguntó qué hubiese elegido, el fútbol o el teatro, si su salud se lo hubiese permitido, Camus contestó: "El fútbol, sin duda". Su tuberculosis, que lo atacó a los 17 años, fue el principal obstáculo en su carrera de futbolista. Y siempre lamentó que esa enfermedad le impidiera haber jugado en un equipo de categoría.

En la Argelia colonizada, viviendo en uno de los barrios más pobres de Argel, Camus conoce la desdicha cotidiana de los proletarios, una vida sin ningún proyecto, sin pasado, sin historia, que se pierde rápidamente en el olvido. Pero Camus conoce, también, la solidaridad que sólo entienden los pobres, la amistad entrañable que nace en el contacto diario con sus amigos árabes, españoles, napolitanos, malteses y judíos, con los cuales compartió estudios y muchas horas de fútbol. Y, por supuesto, aprendió todo lo que pudo llegar a saber sobre la moral de los hombres.


viernes, 2 de marzo de 2012

El día que descubrí a Wilt Chamberlain

Hoy, 2 de Marzo de 2012 se cumplen 50 años del día en que un tal Wilt Chamberlain anotó 100 puntos en un partido de la NBA, la anotación más alta en la historia de la mejor liga de baloncesto del mundo. Podría comentar la carrera de este espectacular jugador, o podría resumir una crónica del partido; pero eso ya lo han hecho otros. Yo prefiero contar mi experiencia. La experiencia de cómo descubrí a Wilt Chamberlain.

Es de saber que me gusta el baloncesto y, en especial, me gusta indagar en la historia de este deporte. Pero esto no siempre fue así, yo también fui un novato. Mi mente pensaba más en porterías que en canastas. Eran tiempos en los que si hablábamos de baloncesto, hablábamos de las hazañas de Kobe Bryant. Una de ellas, la más recordada, fue la que protagonizó en aquel partido en el que los Lakers, que se enfrentaban a los Toronto Raptors, necesitaron 81 puntos de su superestrella para ganar el partido. La proeza de Bryant dio la vuelta al mundo y, como no podía ser menos, despertó mi interés por lo inusual de semejante exhibición. Mientras disfrutaba del amplio repertorio que Kobe Bryant desplegó aquel 22 de enero de 2006, un rótulo mostró en la pantalla el récord de más puntos en un solo partido. Ese fue el primer recuerdo que guardo de Wilt Chamberlain, aquella ocasión en la que el ambicioso Bryant se acercó más de lo que nadie se ha acercado jamás. Esos monstruosos 100 puntos me llevaron a investigar sobre Wilt. Y así descubrí la historia de un extraterrestre.

Cuando me informé sobre la carrera de Wilt Chamberlain, mi primera impresión fue de incredulidad. ¿Qué estaba leyendo? ¿Existía alguien capaz de promediar esos números? ¿Cómo es posible todo esto? ¿Por qué el mundo recuerda constantemente a Michael Jordan y no a éste superhombre? Son algunas de las preguntas que me vinieron a la mente. Cada línea que leía de su biografía era una sorpresa cada vez mayor. Promediar 50 puntos por partido durante una temporada, más de 20 rebotes por partido en toda su carrera, MVP de la NBA en su temporada de rookie, líder en asistencias en una temporada jugando de pivot… ¿Todo esto era real?

Poco a poco descubrí más cosas de Chamberlain que me permitieron asimilar mejor la espectacularidad de sus números. Wilt era un adelantado a su tiempo, un jugador que habría triunfado siempre, sin importar la época. Posiblemente el mejor atleta que jamás haya pisado una pista de baloncesto. Alto, rápido, fuerte y habilidoso, destacó en todo los deportes que practicó en la universidad. ¡Incluso formó parte de los Harlem Globetrotters!

En 1987 en un partido que enfrentó a los Washington Bullets frente a los Boston Celtics, Larry Bird registró un triple doble (17 puntos, 11 rebotes y 10 asistencias) al descanso del partido. Al final del partido Kevin Loughery, entrenador de los Bullets, comentó sobre Bird: “Él está jugando en otra liga. Puede que sea una liga que otros tipos no puedan nunca jugar”. Así entiendo yo a Wilt Chamberlain. Era un extraterrestre que jugaba en otra liga (o en otra galaxia). Sólo el legendario Bill Russell era capaz de hacerle frente e impedir que los Philadelphia Warriors de Wilt se alzaran con todos los títulos de campeón de la NBA (de hecho Bill Russell ganó once campeonatos frente a los dos que obtuvo Chamberlain). El escaso éxito colectivo le privó de recibir todo el reconocimiento que sus proezas individuales merecían. Al fin y al cabo, el baloncesto siempre fue un deporte de equipo, y este hecho lo entendió mejor Russell.

Con el tiempo el mundo de la canasta me fue atrayendo más y más. Como hiciera inicialmente con Wilt Chamberlain, investigué sobre otros jugadores históricos. Conocí grandes personajes, descubrí nuevas historias, revisé montones de vídeos, disfruté con las mejores jugadas, saboreé con cada movimiento y en mi mente se forjaron nuevas leyendas. Definitivamente me enamoré del baloncesto. Pero después de tantos años, sigue siendo poco probable que repita esa sensación de incredulidad. No, nunca olvidaré el día que descubrí a Wilt Chamberlain.

Wilt Chamberlain tras anotar sus históricos 100 puntos