martes, 25 de octubre de 2011

Marco

A veces pienso que los fragmentos de la gente que no pudo alcanzar sus sueños parecen una montaña

Marco Simoncelli (Cattolica, 20 de enero de 1987 - Sepang, Malasia; 23 de octubre de 2011) fue un joven ambicioso con muchos sueños que cumplir. Algunos ya los había dejado atrás. Con tan solo quince años debutaba en el mundial de motociclismo en la categoría de 125cc. En el año 2008 se proclamó campeón del mundo en 250cc. Los buenos resultados en el cuarto de litro le permitieron debutar en la categoría reina, MotoGP, y compartir parrilla con el ídolo de su infancia, Valentino Rossi. El mejor resultado que obtuvo en la categoría fue un segundo puesto en el GP de Australia el 16 de Octubre de 2011. Una semana después, ya estaría muerto.

Será recordado por sus adelantamientos al filo de lo imposible por el interior de las curvas, en los que sus rivales pensaban que no había espacio para dos. Era rápido, muy rápido, pero su carácter sobre la pista le hizo estar siempre relacionado con la polémica. Agresivo en el cuerpo a cuerpo y valiente cada vez que veía una pequeña rendija por la que colarse, se cultivó algunas enemistades entre sus rivales, que le echaron en cara sus modos algo rudos cuando se apagaba el semáforo.

Pero Simoncelli fuera de la pista no era el lobo que parecía dentro. Una sonrisa eterna dibujaba su cara y era especialista en provocarlas en los demás. Un bocazas experto en meterse en líos por bonachón. Aquel que siempre saludaba, que siempre respondía a la prensa, que siempre se paraba a firmar autógrafos.

Sin duda es importante resaltar el profundo amor que Marco sentía por su profesión. Todo pasión sobre un par de ruedas. Nadie debería morir trabajando pero al menos nos queda el consuelo de que Marco se dedicó a lo que más le gustaba en la vida hasta su último aliento. Estoy seguro de que era feliz, y en el fondo, ¿no es eso con lo que todos soñamos?


Hasta siempre Marco

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