"Navegando en Internet
comiendo como un animal
Alguien me dijo una vez
que todo tiene un final"
comiendo como un animal
Alguien me dijo una vez
que todo tiene un final"
Cuando todo esto empezó, estoy seguro de que nadie se
esperaba un final así. Una historia con un comienzo improvisado y un final
incierto. Porque, cuando el primer capítulo de Raruto veía la luz en Noviembre
de 2005 ni el más optimista podría prever 8 años de aventuras en los que cada
lector ha vivido su propia historia.
Yo viví la mía, y no lo hice solo. Mi amigo Louzao y yo
comenzamos a leer la obra al mismo tiempo para poder comentar cada episodio a
medida que los íbamos disfrutando. Mientras las páginas pasaban recordaba cada
risa, cada sorpresa y cada detalle para comentarlo con mi amigo una vez
terminado el capítulo. Especular sobre los próximos acontecimientos de Raruto se
convirtió en un ejercicio semanal e incluso usábamos varias expresiones de la
obra como frases recurrentes en nuestro día a día. Y todo ello durante tantos
años, en los que debo confesar que me he visto crecer y madurar.
Madurar. Como el protagonista de toda gran historia, que
experimenta una marcada evolución desde el principio hasta el fin. En Raruto no
podía ser menos, y aunque todos le tenemos cariño a ese rubio de ojos
achinados, el auténtico protagonista es otro. Jesús García Ferrer, el autor, ha
acompañado a los lectores en todo este viaje. Desde el primer capítulo hemos conocido
la experiencia de Jesús y se nos ha permitido ser conscientes de la evolución del
proyecto, desde una pequeña obra independiente a todo un universo de fans. Y
más allá de las viñetas nos ha contado su historia, desde los duros comienzos
en los que era complicado encontrar horas libres para dibujar hasta el nacimiento
de su hija. Espero que comprenda que, de algún modo, nosotros lo hemos vivido
con él.
El próximo fin de semana me reiré una vez más con las
aventuras de los habitantes de Torroja. Las risas serán el marco ideal para una
historia que empezó así, a base de carcajadas. En los buenos y en los malos
momentos, Raruto siempre dispuesto a arrancar una sonrisa. No podré evitar
sentirme nostálgico cuando todo termine aunque quizás, cuando me despierte al
día siguiente, todo haya sido un genjutsu.
Pase lo que pase, yo seguiré soñando con ser un jefazo y
tener un sueldazo.
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