sábado, 20 de abril de 2013

May the good Lord...

Bajo de uno de esos autobuses a los que llaman búhos. L5 rumbo a la que en estos momentos llamo "mi casa". Suena mucho a ET, lo sé. Me esperan más o menos cinco minutos de trayecto andando hasta el apartamento. Saco los auriculares del bolsillo izquierdo de mi chaqueta y los conecto al móvil. Selecciono la opción de reproducción aleatoria en la aplicación del reproductor de música. Suena "Shine a light" de mis queridos Rolling Stones.

Recorro la calle a paso acelerado hasta llegar a la rotonda de la Avenida Donostiarra. Mis prisas están justificadas por unas incipientes ganas de mear. Quizás el Señor encienda una luz por mí. En el callejón que me conduce a la calle Virgen de Lourdes, donde se encuentra mi vivienda, una ráfaga de viento me llega hasta lo más profundo de los huesos. La melodía que mi móvil reproduce ya ha cambiado. Suena "Stop Crying Your Heart Out", de Oasis. El corazón me late acelerado, pero no puedo asegurar con certeza si está llorando o no.

Por fin entro en el portal, el frío viento no me atormentará más. Mientras subo en el ascensor Oasis termina su interpretación y se dispone a comenzar la que presumiblemente será la última canción de la noche. "Don't Think Twice, It's All Right", de Bob Dylan. Una canción sobre una relación que no ha llegado a buen puerto. "I give her my heart but she wanted my soul". Será mejor que no piense mucho en ello. Me voy a dormir.

My sweet honey love.



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